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junio 26, 2015
Esta es una decisión de enorme magnitud, que trae gran alegría a millones de familias –homosexuales y heterosexuales– en todo este país.
Por eso, hoy, mientras celebramos lo que constituye un fallo histórico, volvamos a dedicarnos a garantizar que todos nosotros –todos los estadounidenses, sin importar quiénes sean o dónde vivan– tengamos las mismas oportunidades y la misma libertad para vivir en condiciones de igualdad y seguridad. . Nos debemos esa promesa constitucional no sólo unos a otros, sino también a las generaciones futuras.
Con esta decisión, cualquiera que sea LGBT ahora sabe que mañana – o algún día, dentro de años – ellos también podrán casarse con la persona que más aman en el mundo. Y las familias que crían hijos ahora son igualmente dignas de casarse con todo el respeto, la responsabilidad y el apoyo que brinda el matrimonio.
Este fallo nos anima a todos –a toda nuestra nación– a defender el principio de que no toleramos leyes que discriminan a las personas por quiénes son. Las promesas constitucionales de libertad, igualdad y justicia para todos dieron hoy un paso de gigante.
Aún así, como nos recuerdan tragedia tras tragedia –y ahora mismo, miles de buenas personas están reunidas en duelo en Charleston–, las personas siguen siendo blanco de discriminación e incluso de violencia indescriptible por ser quienes son.
Por eso, hoy, mientras celebramos lo que constituye un fallo histórico, volvamos a dedicarnos a garantizar que todos nosotros –todos los estadounidenses, sin importar quiénes sean o dónde vivan– tengamos las mismas oportunidades y la misma libertad para vivir en condiciones de igualdad y seguridad. . Nos debemos esa promesa constitucional no sólo unos a otros, sino también a las generaciones futuras.