
katie y aarav
La rutina diaria de Katie y Aarav les resultará familiar a muchas parejas que crían niños pequeños. Cada día se levantan, preparan el desayuno y llevan a Dhruva, de 9 años, a la escuela. Aarav, un hombre transgénero, sale temprano de casa para trabajar como profesor de secundaria.
La casa de Katie durante el día cuidando a Dara, de un año. Al final de la tarde es el cambio de turno: Aarav y Dhruva regresan a casa de la escuela y Katie se va para su turno de 3:30 a medianoche como enfermera de cuidados paliativos. Aarav se ocupa de la cena, la tarea y la hora de dormir.
Se consideran afortunados y son muy conscientes de sus bendiciones. Pero construir su familia ha sido complicado y, en ocasiones, se han sentido vulnerables. En 2010, cuando decidieron formar familias utilizando esperma de un donante, Aarav aún no había hecho la transición y no estaban casados.
Entonces, el feliz día en que Katie dio a luz a Dhruva, Katie era la única madre mencionada en el certificado de nacimiento. Aarav no tuvo relación legal con su bebé hasta tres meses después, cuando se completó la adopción por parte de su segundo padre.
"Adoptar a nuestro propio hijo fue extraño y desmoralizador", dice Katie. “Hicimos nuestro mejor esfuerzo y tratamos de convertirlo en una celebración de nuestra familia. Pero no es algo por lo que querríamos volver a pasar ni desearle a nadie más”.
En los años siguientes, Aarav hizo la transición, la pareja se casó y decidió convertir a Dhruva en un hermano mayor al sumarse a su familia. Lucharon contra la infertilidad durante seis años antes de que Katie quedara embarazada mediante FIV. Después de un embarazo saludable, nació Dara.
Debido a que el matrimonio de Katie y Aarav conlleva una “presunción de paternidad”, tanto Katie como Aarav figuran en el certificado de nacimiento de Dara. A Dhruva le gustan Pokémon y Star Wars, y le encanta ser un hermano mayor. Dara “es amigable y tonta y nos trae mucha alegría”, dice Katie.
Pero todavía no se sienten del todo seguros. Aarav nació en Ohio, que es un estado que no cambia los certificados de nacimiento para reflejar con precisión el género de una persona transgénero. "Nos pone nerviosos viajar en familia o posiblemente mudarnos a un estado que no reconocería plenamente a Aarav como padre", dice Katie.
Podrían hacer otra adopción para obtener un decreto legal que aseguraría su filiación en todas las jurisdicciones, pero no quieren pasar por ese proceso costoso e invasivo. Si el proceso de adopción fuera más ágil o si Rhode Island tuviera protecciones claras para los niños nacidos mediante reproducción asistida, su familia estaría segura. Por ahora, ellos viven en este punto medio de vulnerabilidad.
"Esto puede afectar a cualquier pareja que no esté casada o a cualquier pareja que padezca infertilidad", dice Katie. "Rhode Island debería actualizar sus leyes para que familias como la nuestra no tengan que lidiar con la incertidumbre y la inseguridad".