GLAD representó a TF, una madre biológica que buscaba manutención para los hijos de su ex pareja, BF. Los dos habían decidido juntos tener un hijo, y ambos aceptaron ser padres y criarlo juntos. La pareja se separó antes de que naciera el niño. GLAD argumentó que cuando un individuo acepta traer un niño al mundo, y el niño no habría nacido sin ese acuerdo, ese individuo tiene la obligación de mantener al niño que nace como resultado. El Tribunal Judicial Supremo de Massachusetts dictaminó el 25 de agosto de 2004 que la pareja no biológica no tiene la obligación de mantener al niño, a pesar de que el tribunal reconoce que ella actuó intencional y decididamente para traer al niño al mundo.